El ‘7’ del Manchester provocó las amarillas de Javi Venta y Eguren y, en las faltas, se llevó todas las miradas. El luso se exhibe desde la larga distancia como nadie y un disparo al larguero fue su primer aviso.
En los lanzamientos directos coloca el balón con precisión tras dar cuatro pasos y medio hacia atrás. Se abre de piernas y respira profundamente (parece un muñeco de la PlayStation). Cinco zancadas son suficientes para que su pie derecho toque el balón y enmudezca el estadio. Mucha parafernalia, pero ayer Diego López le tomó la medida con tres grandes intervenciones.
Le quedaba recital todavía, pero el luso peca demasiado de nervio y ya en la primera parte se picó con Ibagaza. En el 52’ vio una amarilla y el público se le echó encima, aunque previamente volvió a cargar su pierna para poner en apuros la meta del submarino.
Cristiano se esfumó del partido y se pegó a la banda guardando su última bala. A ocho minutos del final, Ronaldo provocaba la expulsión de Capdevila tras una dura entrada. Al lateral catalán le pueden caer hasta dos partidos. Esto provocó la indignación de la afición de El Madrigal. Al final, en vestuarios se cambió la camiseta con Pirès.
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